miércoles, enero 23, 2008

La noche en silencio

El viento se arremolina en la cortina de mi cuarto. La noche es perfecta. La luna guiará mis pasos, y tú no te los esperarás. Abro del todo la ventana y de un salto me subo al alféizar. Mis manos se agarran a los salientes y, con un impulso controlado, estoy pegado a la pared en una sexta planta. Solo necesito otro impulso más para auparme al tejado.

Ya en él, abro la bolsa que dejé el otro día. Está todo. El iPod con un solo album "Wish you were here", mi wakizashi, una cuerda y el potecito de aceite. La sombra que proyecto sobre las tejas es extraña. En estos momentos no soy yo quien corre en dirección al abismo, sino quien realmente está en mí. Al dejarme caer con los brazos abiertos en dirección al poste telefónico noto el viento en la cara y también el primer solo de Shine on you...

La cuerda se enlaza con el cable y me deslizo cruzando las calles a modo de tirolina. Nadie me recordará paseando por la ciudad andando. No habrá portales abiertos. Y acabo llegando a tu balcón. Cerrado, claro. Pero para eso he traido el pote y la wakizashi. Introduciendolo por una rendija, hago palanca y me alegra saber que los cientos de curvaturas que le dió el templador armero le han dado una flexibilidad y una resistencia magníficas. El aceite en los rieles hace que mi silueta en el balcón sea silenciosa. Camino descalzo hacia tu cuarto.

El camino hacia él es extraño. tengo esa sensación de que algo no marcha bien, ... pero no me suelo guiar por los instintos, así que prosigo. La puerta está entreabierta (aun con miedo a la oscuridad?) y me adentro en ella, silencioso. Tu bulto en la cama apenas se mueve y ya estoy a tu lado, con el ritmo un poco acelerado, por los momentos previos...




- Buh!!
- Joder, que susto me has dado, Job, eres tonto!!!

(Para Cél, que veas que con Pink Floyd se pueden hacer cosas más buenas)

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viernes, enero 18, 2008

Estar vivo y sentirse vivo

Porque todos sabemos que no es lo mismo.
Me gusta sentirme vivo. Aunque a veces no lo esté.
Eres solo un cuerpo que se pasea, muerto, con un hervidero en su interior.
Pero que no es capaz de hacer esa simple (o no) conexión.

Y nace el estímulo.

Un desafío. Que me odien. Un guiño.
Una sonrisa complice. Un paso de baile. Tres acordes.
Tres chapas. Un susurro. Una máscara.
Un desengaño. Dos desengaños. Un regalo.

Siempre hay motivos para estar en camino.`
Pero claro, tengo que encontrarlos....

(Suena The Wind de Cat Stevens...)